No hay pruebas del vínculo juegos-violencia y, sin embargo, sí existen estudios que los asocian al desarrollo de habilidades como la percepción espacial o de soft skills como la autoorganización o la resiliencia y el aprendizaje de los errores.
En opinión de Joan Arnedo, profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación y director del máster universitario de Diseño y Programación de Videojuegos de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), cualquier fenómeno que cause furor entre los jóvenes o los más pequeños siempre se mira con lupa. Y esa circunstancia no es exclusiva de los videojuegos, ya que otros medios han pasado por ella a lo largo del tiempo. Sin embargo, en el caso del sector del gaming se da la peculiaridad de que nació siendo un producto para menores. «En su concepción como producto comercial hace cuarenta años, nacieron pensados para los niños, como un juguete exclusivamente, y aún queda esta visión en la sociedad a pesar de que ya no es cierta. Por lo tanto, todavía hay cierta hipersensibilidad respecto a otros medios como pueden ser el cine o las series, incluso cuando ya existen mecanismos de recomendación por edades», explica.
No hay evidencia del vínculo entre videojuegos y violencia
De hecho, según los expertos, la asociación entre violencia y videojuegos no está avalada por la ciencia. Estudios como el llevado a cabo por el investigador Christopher Ferguson buscaron la conexión de la violencia en los medios con la vida real comparando esa evolución de la violencia en el cine y los videojuegos con las cifras de crímenes. El resultado de la investigación es que, a mediados del siglo xx, se pueden observar relaciones correlacionales de pequeñas a moderadas entre la violencia cinematográfica y las tasas de homicidio en los Estados Unidos, pero la tendencia se revirtió a principios y finales del siglo xx, con tasas de violencia cinematográfica inversamente relacionadas con las tasas de homicidio.
Respecto al consumo de videojuegos, la conclusión es que está asociado con una disminución en las tasas de violencia juvenil. «Los resultados sugieren que el consumo social de la violencia en los medios no predice un aumento de las tasas de violencia social», señala el estudio. Otro reciente trabajo publicado en The Royal Society también llegó a una conclusión similar. Tras revisar los estudios anteriores más relevantes que establecían dicho vínculo, hasta 28 distintos, se demostró que el valor estadístico de todos ellos no era realmente significativo.